domingo, 17 de octubre de 2010

"ZAPATITOS"

Dicen que nunca hay que dejarse guiar por las apariencias, pues es verdad, en este artículo veremos cómo detrás de un joven de apariencia tranquila y bondadosa se esconde es un criminal de niños.

En una mañana cualquiera los rayos del sol entran por la ventana despertando a Zapatec. Él es un muchacho aparentemente buena gente, tranquilo de buenos modales y responsable con su trabajo, pues se levanta presuroso se coloca unas zapatillas Converse-All Star de color amarillo verdoso, apresuradamente prepara su desayuno, coloca la licuadora y en el interior de ella coloca cereal, algo de chocolate, un plátano, un huevo y finalmente la leche sin taparla, presiona el botón y todo empieza a dar vueltas salpicando una cantidad del preparado a la mesa. Después de esto sale a trabajar, en su taxi para ganarse la vida honradamente o ir en busca de una nueva e inocente víctima.

Se prepara un sándwich para comérselo en el camino y sale de su hogar, la cual se encuentra ubicada en una quinta y encuentra a una vecina barriendo de lo más tranquila sin imaginarse que tiene como vecino a un cruel asesino; al llegar a la puerta de la calle encuentra sentado a un pobre hombre pidiendo limosna a quien le da unos cuantos centavos, sube a su carro (un taxi), y antes de retirarse es abordado por un perro sucio, feo y a la vez hambriento, el asesino abre su pan y saca el jamón y le da de comer al can, esto fue un bocado celestial a comparación de los desperdicios e inmundicias que traga comúnmente; después prende el auto y va en busca de alguna víctima.

En la escena aparece María con apariencia de ser una mujer de la mala vida, aparentemente fue golpeada y lanzada a la calle como cualquier cosa que no sirve; lleva un vestido algo corto color rojo, además de unas pantis de malla y unos tacones del color de su vestido; en ese momento lanzan un oso de peluche un poco viejo y aparece Henry un niño de siete años aproximadamente, quien lleva unos zapatitos color negro, y abraza a su madre.

María coge el peluche, sus tacones rojos y a Henry; se dirigen a la calle para tomar un taxi que los lleve a un destino incierto, para su mala suerte Zapatec aparece con su taxi. María aborda el taxi, el asesino mira por el espejo retrovisor las piernas de la mujer y le regala papel higiénico, el cual se mancha con la sangre de ella, que rápidamente lo esconde para que Henry no se dé cuenta. Cuando llegan a su destino, el asesino baja presuroso del auto y abre la puerta trasera, ayuda bajar al niño y a la mujer, quien saca dinero para pagarle por el servicio de taxi, pero Zapatec no acepta y se lo devuelve, cerrando y apretándole ligeramente la mano. Posteriormente, María en busca de trabajo llega a un restaurant para ganarse la vida de manera decente, despega el aviso y se lo entrega a la encargada del local, sin conseguir el empleo.

Sale caminando cargando en brazos a Henry, luego de algunos minutos no puede resistir más el peso del niño y lo baja para que camine, agarrándole la mano y cuando se disponen a cruzar la avenida sin mirar a ambos lados, aparece el asesino Zapatec envistiéndolos con su automóvil, cual toro enfurecido al ver flamear una bandera roja; en la escena del crimen solo se observa uno de los zapatitos de Henry.

A la mañana siguiente, el joven criminal se levanta, se coloca las zapatillas y prepara el mismo desayuno, pues no sabe preparar otra cosa. Sale de su hogar llevando un sándwich para comer en el camino, y observa a su vecina barriendo como todos los días demostrando que es una mujer limpia, en la calle encuentra al pordiosero tratando de conseguir un poco de dinero para comer algo; luego el asesino sube a su auto y de pronto aparece el can feo, sucio y hambriento queriendo comer algo de buen sabor, y le da un poco de jamón.

Luego arregla su espejo, en el cual se encuentra un rosario y también uno de los zapatitos de Henry, el niño al que atropelló junto a su mamá. En la parte superior de la guantera del carro, tiene una colección de 9 zapatitos, de diferentes modelos, pertenecientes a sus víctimas.

Finalmente el asesino enciende el carro de placa 66-16-JEP, en busca de otro niño para asesinarlo y quedarse con su zapatito para su colección.

Mucho cuidado cuando suban a un taxi o a un auto desconocido, porque quizá estén al costado de un perverso asesino.

OSCAR “RAVEN”.

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