Durante mis 23 años, no he visto nada mejor que la sonrisa maravillosa de un niño. Un niño es un ser que deslumbra inocencia, ternura, armonía, alegría. Es el futuro de una nación necesita, es el mejor regalo para sus padres y quien nos roba una sonrisa en cualquier momento de nuestras vidas.
Esta es la historia de una niñita, muy bonita, súper adorable, un poco inquieta como cualquier niño de su edad, curiosa, ocurrente, juguetona. Su nombre es Pierina, quien a sus 4 años de edad, ya ha aprendido muchas cosas, y es muy inteligente.
Como todos los años millones de escolares en todo el país regresan a las aulas y otros ingresan por primera vez a un kínder, nido, inicial o como quieran llamarle.
Este año le tocó a esta dulce niña ingresar a un aula de clase. A primeras horas de la mañana, se levantó junto con su madre para alistarse y llegar temprano a su primer día de clases.
Luego de una hora partió junto a su progenitora y también con su hermanito Eduardo, rumbo a la escuela; dejando en casa a su pequeña hermanita al cuidado de su tía.
Al ingresar al centro educativo inicial, sus pequeños ojitos se agrandaron para observar con mayor claridad aquel lugar nunca antes visto por ella; al presenciar a muchos niños contemporáneos a ella, se emocionó tanto pero aún con un poco de timidez por ser su primer día allí y a la vez sería la primera vez en que se alejaría por algunas horas de su querida mamá y estaría con un buen número de inocentes criaturas.
Era lógico pensar que durante su primer día de clases, ésta pequeña empezara a llorar, de pensar que su madre volvería a casa dejándola sola en ese lugar. Pero nada de eso ocurrió, la niña estaba encantada de ver a tantos pequeñitos con los que compartirá muchos juegos, diversiones, anécdotas, alegrías, tristezas y sobretodo varias horas de clase.
El patio principal de la institución les dio la bienvenida a los nuevos niños ingresantes a esa casa de estudios, y después de varios discursos de profesores y directores, llegó el momento más esperado por los “adorables niños”. La hora de quedarse sola con sus nuevos amiguitos estaba a punto de llegar, más sin embargo eso no sucedió; pues su mamá la observaba a unos cuantos metros, junto a los demás padres de los otros niños.
La maestra empezó a dar la bienvenida a sus nuevos alumnos, conversó con Pierina y sus amigos, posteriormente empezaron los juegos, y la niña linda dejó por un momento a su mamá y fue a jugar a la ronda y demás juegos con los demás niños. Muy buen inicio.
El día de mañana y durante todo el año, ella junto a sus compañeros de clase se llenarán de muchos conocimientos necesarios y básicos para su desarrollo intelectual. Largas horas de estudio, juego e ilusión le espera a la niña angelical.
Pierina ahora comienza un capítulo nuevo en su vida. Este angelito, quien ha traído mucha alegría a toda su familia, ya ha empezado a disfrutar de lo más preciado que puede tener una persona, la educación.
OSCAR “RAVEN”.
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