Hola, después de varios días sin escribir por motivos de estudios, aquí estoy nuevamente frente a la computadora escribiendo algunas líneas para no perder la costumbre. Esta vez hablaré de las famosas Combis, un transporte indispensable y necesario para la gran mayoría de personas para llegar a sus centro de labores o centro de estudio.
En el paradero, la gente espera su respectiva movilidad de transporte público, comúnmente denominadas “Combis”.
Muchas veces se les califica como las “combis asesinas”, y no es para menos, pues casi el 60% de estas unidades de transportes son conducidas por animales o salvajes, mal denominados choferes que compiten por ganar un pasajero; para ellos hacen carreras, al mismo estilo de Meteoro con su Max 5- compitiendo con su feroz enemigo “El enmascarado”; alucinando ser un participante más del Rally Dakar, olvidándose por completo que están transportando a un buen grupo de personas.
Las combis también son famosas porque se han llevado el campeonato mundial en pasarse la luz roja de los semáforos; además de recoger pasajeros en paraderos prohibidos y dejarlos en cualquier lugar, incluso en medio de la pista. ¡Qué barbaridad!.
Por otro lado, otra característica importante de estos vehículos, es tener a cobradores mal educados, insolentes, renegones, los que se creen vivos, pirañitas, etc (la gran mayoría, no todos).
Volviendo al tema de las carreras innecesarias y estúpidas que realizan estas bestias, es importante contar que mientras corren a 100km/h los famosos “choferes”; se van diciendo de todo, desde la A hasta la Z, saludando a sus pobres madres que no tienen la culpa de haber traído al mundo a estos infelices. Uno le dice al otro, el otro le responde: Si tu mamá, no la tuya, mil veces la tuya. Etc. Ya se imaginarán lo demás.
Por último sus conductores no tienen brevete, sus unidades de transporte en mal estado, sucias, con música insoportable, entre otras joyitas más.
¿Desaparecerán algún día?, ¿Mejorarán o empeorarán? Que complicado saber la respuesta, ¿verdad?.
OSCAR “RAVEN”.
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