Después de mi rutina de trabajo, siendo la 01:00pm, me preparaba para abordar el carro que me llevaría a mi hogar.
Sentado en el bus, descansando después de haber cumplido con mis obligaciones de trabajo, saqué mi periódico para terminar de leer las últimas hojas que me faltaban. Inmediatamente después de leer e informarme sobre las últimas noticias, me propuse a darle melodías a mis oídos; mientras escuchaba música en mi reproductor portátil, saque un bolígrafo y un cuaderno que nunca faltan en mi mochila y empezar a escribir algunos párrafos, mientras la gente lanzaba miradas hacia mi persona; pues les puede parecer raro ver a una persona escribir durante el trayecto del viaje, ya que es muy incómodo hacerlo, y lo puedo confirmar; quizás se preguntarían ¿Cómo lo hace?.
Tal vez me tildarán de loco o desubicado, pero no es locura ni mucho de menos soberbia escribir lo que pienso y lo que siento; por el contrario, para mí es una pasión plasmar mis ideas, opiniones y sentimientos en una simple e insignificante hoja de papel, que luego se volverá importante por aquel contenido que lleva encima y que fue escrito por este humilde servidor.
Mientras escribía nada ni nadie me distraía, ni mucho menos me incitaba a levantar la mirada para ver quien subía o quien bajaba del carro, ni siquiera el tráfico, ni el claxon de los autos; pero fue inoportuna la presencia del cobrador cuando se acercó a mí para cobrar el respectivo pasaje e irrumpir ese momento entretenido.
Entre pensamientos que surgían en ese momento, continuaba dándole forma a una obra que la escribo con todo el corazón y con mucho sentimiento y las plasmo en un pedazo de papel para que no sean palabras o ideas que se vayan con el viento.
Pero a todo esto, me pregunto… ¿Qué tan rápido uno puede olvidarse de alguien?
Esta pregunta execrable y común a la vez, muchas veces cuesta creer y darse cuenta como de la noche a la mañana una persona puede borrar cualquier recuerdo o momentos que en algún tiempo le hicieron feliz. De nada sirve entregar más de lo debido o hacer el bien a alguien porque muchas veces esa confianza no es valorada, que con el trascurrir del tiempo le pasará la factura de sus actos, y que puedo asegurar un sentimiento de culpa y arrepentimiento la envolverá por un buen tiempo a quien mal paga. Puede ser que algunos prefieran olvidar y no vivir con los recuerdos, que dejó el tiempo, quizás por despecho o simplemente porque nada ni nadie le interesa. Se quedó grabado en mi memoria, una frase que dice “uno recibe lo que da”, y yo mismo he confirmado que es totalmente cierto.
A mitad de camino, solo una persona irrumpió dicho momento de inspiración; me refiero a un pequeño niño de unos 8 años aproximadamente que tocó mi brazo, él llevaba consigo una bolsa de caramelos, por lo visto no le había ido bien en el transcurso del día, porque la bolsa estaba casi llena, y no tuve otra opción que comprarle unos cuantos, y valió la pena porque vi una expresión de alegría en su rostro. Es doloroso ver a pequeñas criaturas trabajando solos en plena calle, expuestos a cualquier tipo de peligro, sin que nadie pueda hacer nada para ayudarlos; ya que la mayoría les da la espalda.
Pasado todo esto; yo continuaba escribiendo, mientras seguía escuchando canciones de un buen grupo español.
Terminada una hoja llena de inspiración que quizás publicaré más adelante y faltando poco para descender de la unidad de transporte, procedí a guardar mi cuaderno y el lapicero, luego baje del bus y caminaba a casa. Hogar dulce hogar.
OSCAR “RAVEN”.